En 1987, la doctora Jean Carruthers trató a un paciente con contracción de un párpado con toxina botulínica tipo A, buscando el efecto de relajar el músculo; el resultado fue el esperado, pero además notó que con el tiempo desaparecían también las arrugas del entrecejo y alrededor de los ojos. Carruthers había descubierto accidentalmente el uso la toxina botulínica tipo A con fines estéticos, área de la medicina con uno de los crecimientos más importantes en los últimos años.
De acuerdo a la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, el 2019 se realizaron 6.271.488 procedimientos con toxina botulínica a nivel mundial, equivalente al 46,1% del total de procedimientos no invasivos. En España, el 42% de los tratamientos faciales realizados el 2021 correspondieron a la toxina botulínica, y en Chile, durante el 2022 se efectuaron alrededor de 500.000 aplicaciones, y se proyecta un crecimiento del 10% anual.
En este escenario llega a Chile NABOTA (Natural Botulinum Toxin Type A), la toxina botulínica tipo A de última generación que ofrece estándares de calidad internacionales gracias a su propio proceso de purificación patentado, Hi-Pure, con el que alcanza un 98,7% de pureza, y ubicándose en el Top One de su tipo.
En el mundo sólo hay 3 toxinas botulínicas certificadas por la FDA, pero que llevan más de 10 años desde su creación; NABOTA está aprobada no sólo por la FDA, también por la European Medicines Agency (EMA), el Korea Food and Drug Administration (KFDA) y nuestro Instituto de Salud Pública (ISP), gracias a sus estudios a gran escala efectuados a más de 2.000 pacientes en Estados Unidos y Europa.
Fabricada en Corea del Sur por el Daewoong Pharmaceuticals, laboratorio líder con más de 30 años de experiencia en el desarrollo y fabricación de productos biotecnológicos, NABOTA destaca por su baja inmunogenicidad, es decir, no genera anticuerpos, por lo que sus resultados son más estables en el tiempo.
Para el médico Cristián Sepúlveda, cirujano plástico de la Universidad Católica con especialización cirugía plástica estética en Nueva York, Dubai y Europa, “Nabota destaca por su biotecnología de última generación, que nos permite a los especialistas ofrecer a nuestros pacientes un procedimiento más rápido, seguro y preciso. Además, el hecho de tener baja inmunogenicidad ha demostrado efectos más duraderos y estables en el tiempo, lo que también es un gran avance”.
La calidad y resultados de NABOTA permite su presencia en 90 países, incluyendo Estados Unidos y 28 naciones europeas; a Chile llega con el respaldo de Laboratorio Torregal, que durante 17 años ha aportado soluciones en el ámbito de la tecnología médica, con altos estándares de calidad, certificaciones internacionales y aval científico.