La calidad del aire en Santiago sigue siendo un desafío significativo, especialmente durante
los meses de invierno. La vigilancia constante de los niveles de smog y la adopción de
medidas preventivas son esenciales para proteger la salud de los ciudadanos y mitigar los
efectos negativos de la contaminación del aire.


En este contexto, con el aumento de los niveles de smog, nuestra piel está sometida a una
condición cutánea que se caracteriza por poros dilatados, piel deshidratada, falta de
luminosidad y signos de envejecimiento prematuro.


Esta problemática afecta a millones de personas y plantea la necesidad urgente de tomar
medidas para proteger y cuidar la piel a diario, aunque la contaminación afecta a todo el
cuerpo, la piel del rostro es particularmente vulnerable debido a su constante exposición a
los elementos y su sensibilidad.

¿Qué es la “Cara de Smog”?
La “cara de smog” se refiere al conjunto de efectos negativos que la contaminación tiene
sobre la piel. Las partículas contaminantes y el polvo en suspensión se depositan sobre el
rostro, provocando que los poros se dilaten y acumulen suciedad. “Esto no solo genera una
apariencia opaca y dispareja, si la piel no se limpia con regularidad, estas partículas pueden
obstruir los poros, generando puntos negros y dando a la piel un aspecto desigual y sucio”,
según explica Roberto Arellano, dermatólogo de Dove.


Aunque no se puede evitar por completo la exposición a la contaminación, es posible
minimizar sus efectos en la piel con una rutina de cuidados adecuada. Roberto sugiere una
limpieza profunda del rostro cada noche para eliminar las impurezas acumuladas.


Se recomienda usar un jabón limpiador que aporte humectación a la piel esencialmente
aquellos como Dove. La Barra de Belleza, reconocida por su tecnología con agentes de
limpieza suave, limpian profundamente la piel mientras mantiene los lípidos necesarios para
mantenerla con una correcta hidratación, además de su pH neutro amigable con la piel.
Cómo proteger la piel del smog.


Limpieza profunda: Realizar una limpieza facial exhaustiva dos veces al día, una en la
mañana y otra en la noche, para eliminar las impurezas y prevenir la obstrucción de los
poros.

Hidratación constante: Utilizar cremas hidratantes que fortalezcan la barrera de la piel y
prevengan la pérdida de agua, especialmente aquellas con ingredientes como ácido
hialurónico o ceramidas.


Además, un concepto que es importante destacar es la humectación, ya que ésta repara la
barrera de la piel. Con una mala humectación, aunque se hidrate la piel, se perderá
rápidamente la hidratación de la piel debido a que habrá una pérdida transepidérmica.
Protección solar diaria: Aplicar protector solar todos los días, incluso cuando está nublado,
ya que los contaminantes pueden aumentar los efectos nocivos de los rayos UV.


Mantener una rutina de cuidado adecuada y tomar medidas proactivas para proteger la piel
son esenciales para combatir los efectos de la contaminación. Adoptar estos hábitos diarios
no solo ayuda a mantener una piel sana y radiante, sino que también protege contra el
envejecimiento prematuro y otros daños asociados al smog.

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