La transformación de las formas de trabajo, las restricciones al desplazamiento y el distanciamiento con los queridos han cambiado las rutinas que solíamos tener antes de la emergencia sanitaria y afectado en nuestra salud mental. Así lo evidencia la tercera edición del “Termómetro de la Salud Mental en Chile” de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, que indica que los síntomas de depresión alcanzan el 46,7% y 32,8% presentó problemas de salud mental.
Por su parte, el informe “Un Año de Covid-19” para el Foro Económico Mundial de la consultora Ipsos, declara que Chile es el segundo país del mundo donde más ha empeorado la salud mental desde el inicio de la pandemia. En promedio, de los 30 países encuestados, 45% de los adultos expresa un deterioro en su salud mental y emocional
desde el comienzo de la pandemia, cifra que en Chile alcanza el 56%.
Con el fin de ayudar a quienes se encuentren en una situación emocional inestable,la Consultora de Componente Humano y experta en Madurez Adaptativa, Claudia Elizondo, entrega las siguientes recomendaciones para el cuidado e higiene mental:
● Autoconocimiento emocional: conocerse a uno mismo permite identificar qué emociones estamos sintiendo; cuáles son nuestras reacciones frente a estímulos externos; anticipar posibles respuestas ante hechos que puedan traer estrés; saber que nos hace bien y que no y reconocer qué áreas debemos mejorar.
● Preocuparse de la salud física para atender la salud mental: comenzar a hacer deporte puede ser difícil para quien no tiene el hábito, pero los múltiples beneficios que trae valen el esfuerzo. La serotonina que libera nuestro cuerpo al realizar actividad física nos vuelve más activos y nos ayuda a sentirnos mejor. Para aquellos que quieran intentar por primera vez, la recomendación es iniciar con rutinas cortas, 10 minutos, o incluso 5 minutos el primer día, e ir incrementando 1 minuto diariamente. En una semana, ya estarás haciendo 17 minutos, en un mes 30, y así
sucesivamente. Lo importante es hacerlo.
● Realizar rutinas que cuiden nuestra salud mental: para evitar la frustración y el desgano, comienza por objetivos a corto plazo que no te permita “fracasar”. Determinar metas que podemos lograr, donde sólo exista la posibilidad de éxito, evita un “círculo vicioso” para entrar a un “círculo virtuoso”.
● Cuidar nuestros pensamientos: debemos evitar enfocar nuestra atención en los problemas, ya que de lo contrario, ese contratiempo crecerá y nos generará un estado de preocupación y angustia. Para no caer en esto, el simple hecho de imaginar situaciones que nos traen bienestar, como visualizarnos en un lugar placentero o haciendo algo que nos gusta, ayuda muchísimo. Nuestro cerebro funciona con el “efecto penal” o “efecto cita”, basta con la imaginación para liberar dopamina, sustancia que nos genera una sensación de bienestar.
La especialista hace hincapié en la separación de los hechos fácticos de los hechos posibles, es decir, aquello que puedo cambiar y lo que no. “Al dialogar con mis pares sobre los hechos que no puedo modificar, la pandemia por ejemplo, desgasto mi energía innecesariamente. Puedo desahogarme, pero es mejor centrarse en aquellas situaciones de las que sí me puedo hacer cargo, como qué libro puedo leer, qué serie me interesa…Esto inyecta energía en lugar de frustración por no poder cambiar el escenario actual”.